Adelantamiento de las elecciones

Adelantamiento de las elecciones.
(15/03/09 - Pancho)

El adelantamiento de las elecciones legislativas de octubre a junio ha generado un revuelo importante en el ambiente de la política y sus lugares. Al pueblo en general le resulta algo confuso. Solemos escuchar a personas en la calle aventurar alguna sospecha acerca de cuáles serían los motivos. Pero en líneas generales, no he escuchado a mucha gente hablar de las causas más fuertes que justifican la medida. Y no es raro: los medios no tratan seriamente el asunto. Aún así, la consultora “Analogías” dió a conocer un informe en el que afirma que el 70% de los argentinos no ve con malos ojos el adelantamiento de las elecciones.

Me preguntaba: ¿Qué valoramos para estar de acuerdo o no con la medida?

Tenemos los medios de difusión (1) y nuestra experiencia concreta para nutrir una postura (2).

Los canales de televisión, radios y diarios reproducen y omnipresentan que “el gobierno hace trampa”, Muchos periodistas y opinólogos toman éste argumento como centro de discusión: al comenzar una entrevista a un funcionario de primera línea del gobierno nacional, un tenembaum pregunta: “¿Por qué hace trampa el gobierno?”.

El espacio en medios para la postura del gobierno es una excepción reprimida desde morales domésticas por toda una oposición ampliamente representada en los programas y escasamente representante del pueblo, e incluso por los periodistas conductores de los programas. Así, la discusión tiende a esquivar las razones de fondo. He aquí el primer punto de ataque de la oposición a la decisión del gobierno: “hacen trampa”

El otro punto fuerte en la ofensiva opositora mediática a la medida es la “credibilidad” de la que goza, o mejor dicho, no gozaría el gobierno. Los opositores, entre ellos y con los periodistas de su palo, asumen tal cosa como una verdad irrefutable, cuando esto no es así (3). Desde su lógica rapaz (mientras peor mejor) parece ser un buen objetivo destruir la credibilidad del gobierno. El primer paso es proyectar la imagen de que “todos dicen que el gobierno no es creíble”, y en realidad los que lo dicen son un puñado de tipos abundantemente presentados en los programas de televisión y escasamente representantes del pueblo.

Unos pasos mas allá está el punto de que el adelantamiento “le hace mal a la democracia y las instituciones”. Pero ha quedado unos pasos mas allá porque nadie puede sanamente creer que “elecciones” sea “no-democracia” como se ha pretendido (4).

Todo esto es lo que la oposición (incluidos medios masivos de difusión y sus chirolitas) piensa acerca del adelantamiento de las elecciones.

Más allá de la política virtual y sus actores televisivos ¿Cuál es la realidad?

Las elecciones se dan en un contexto internacional particular de muy difícil entendimiento para la mayoría de los mortales, pero que resultan, sin embargo, muy fáciles de intuir sus resultados: todos sabemos que esta crisis afecta nuestra mesa, nuestro bolsillo, nuestra calidad de vida. Y no sabemos cuánto mas lo hará. Mucho depende de lo que se haga políticamente evitarlo.

A nivel nacional, la economía y su estructura está bien plantada en comparación con otos países. El acuerdo productivo nacional ha hecho que en nuestro país las consecuencias de la crisis internacional hayan sido, hasta ahora, menores que en países como, por ejemplo, España. Aún así, comenzamos a tener problemas, el crecimiento que empleaba personas se detuvo, y el empleo (y consecuentemente el salario) comienza a peligrar, al igual que la industria y la producción en general, que han venido siendo los pilares del modelo que comenzó a sacarnos de la crisis del 2001.

En lo político, es sabido que el gobierno ha tenido grandes enfrentamientos con grupos económicos (minoritarios pero muy poderosos) para sostener el modelo económico que puso en marcha a la Argentina. Esos grupos, claro está, no quieren ni un poco al gobierno. Entre ellos: Grupo Clarín, “el campo” y el sector financiero que mal usufructuaba los aportes jubilatorios de los argentinos. En este marco, los políticos de la oposición han aprovechado esos descontentos y la acción de la prensa para intentar recuperar legitimidad de cara a la sociedad (5), lo que aún así no pueden lograr.

Entonces acá, la medida: Adelantamiento de las elecciones legislativas. Se entrecruzan varios motivos por los cuales adelantar las elecciones es una medida inteligente. Desde mi punto de vista, los mas importantes son:

Primero, poner en el centro de escena el verdadero problema que estamos atravesando como nación: la crisis internacional y sus efectos negativos en la vida de los argentinos, evitando que una campaña electoral, con políticos que ni siquiera hacen comentarios sobre el problema real, desvirtúe la discusión social necesaria (6) y entorpezca una tarea de gobierno real y concreta para dar solución al problema.

Segundo: el ordenamiento de la situación política interna. Evita un inútil desgaste del gobierno elegido por el pueblo, y evita también que, a lo largo de 6 meses, una oposición destructiva lo debilite y desacredite frente a la sociedad, poniendo en jaque la gobernabilidad y la institucionalidad, ya que no puede sobrevivir un gobierno débil cuando la realidad reclama decisión y acción política. En ese supuesto, desestabilización y golpe de mercado mediante, la fuerza política que resulte de la alianza de los opositores, con contradicciones internas insalvables y sin un proyecto común a todos sus integrantes, sería la única “opción” para suceder a los caídos, en un momento político que demanda unidad y efectividad de la acción gubernamental (cosa que este gobierno ha probado tener). Su propuesta a la sociedad es cambiar un gobierno que ha demostrado capacidad, por otro compuesto por todos los que hundieron al país.

Grupos económicos poderosos en contra, medios de difusión y políticos opositores pregonando “los buenos contra los malos”, y una población que comienza a sentir en serio el impacto internacional, hacen el caldo de cultivo para la desestabilización. 6 meses completos de acción feroz de desgaste al gobierno, haciéndole pagar costos que no le son imputables, crispando a la sociedad en su conjunto y sumiéndola en un caos de acusaciones, descalificaciones, ánimos exaltados y mucho circo de la rabieta, no nos permitirán pensar nuestro presente y debilitarán a las autoridades constitucionales votadas por el pueblo para que asuma la conducción de la Argentina. Todo esto, en la peor crisis internacional de los últimos 100 años.

Atravesar la crisis internacional requiere de un estado presente y un gobierno activo, previsor, creativo, con coraje para tomar las decisiones. Requiere “pilotos de tormenta” como se los llama. El plan de los enemigos del gobierno es darnos a los argentinos un gobierno débil para enfrentar la crisis. ¿Adivine quien gana y quién pierde? Este gobierno ha sido el único que ha defendido la producción y el salario en los últimos 20tipico de años, a costa de enfrentarse con sectores poderosos de la economía que se resisten a encaminarse en un proyecto de país integral, que brinde soluciones para todos. Un gobierno débil para enfrentar la crisis significa que los grandes ganarán y los trabajadores y pequeños y medianos empresarios y comerciantes perderán.

Resumiendo: el clima político se ha enrarecido con la desaparición de las condiciones benignas que la situación internacional ofrecía algún tiempo atrás. El pueblo empieza a sentir la crisis en el bolsillo. En medio de esto, los grupos económicos, los medios masivos de difusión y la oposición política que hundió al país (y causó la inseguridad, la pobreza, la explotación, el no-progreso del que trabaja), todos ellos, apuestan a una ofensiva intensiva de 6 meses de modo de debilitar al gobierno, crispando, por cualquier medio, a las personas de pueblo para usufructuar electoralmente esa bronca y crispación (a falta de ideas y proyectos para proponer).

La realidad es que ante un escenario como éste, lo que el país necesita es un estado fuerte, con un gobierno con decisión que tome el problema por las astas. Si la estrategia discursiva de la oposición tiene éxito, nos veríamos en situación de enfrentar una crisis sin precedentes con un gobierno de manos atadas. Y por supuesto, como una crisis necesita la conducción de un gobierno, sobrarán los motivos para “no aguantar” hasta que el gobierno termine el mandato en 2011. Este gobierno ha demostrado capacidad de conducción en momentos críticos, y ha producido resultados concretos. El crecimiento sostenido durante 7 años, inédito en nuestra historia, es prueba irrefutable de su carácter. Es este gobierno el que mayor legitimidad política tiene para enfrentar la crisis, y no los que generaron la del 2001. Vayamos a elecciones en junio y demos la discusión política real. No les demos lugar a los que pretenden hacer de un compendio de errores del gobierno una propuesta vacía a la sociedad que termina como los argentinos ya sabemos que termina. Debilitar gobiernos no nos ha traído buenos resultados ni los traerá. El 70% de los electores avala el cambio de fecha para las legislativas. ¿A quienes representan éstos opositores? ¿A quién le van a vender su cantinela? Si sabemos conversar la gente va a entender.

(1)“Medios de difusión” no es lo mismo que “medios de comunicación”. La comunicación, para que sea tal, es necesaria la bidireccionalidad de la información. Y en esa dinámica se forman las opiniones y afirmaciones. En cambio, la difusión es otra cosa. La difusión de un mensaje o información tiene una sola dirección: del que emite (toda la actividad) hacia el que recibe (pura pasividad). El que recibe no aporta nada a la formación de las afirmaciones y opiniones. Las opiniones y afirmaciones, que sirven de contexto para interpretar la información, ya les viene acabada. Los mensajes de los medios de difusión, que en la Argentina son monopólicos, no son el resultado de profundos debates con mira colectiva al bienestar del país, sino que son la expresión del interés político-económico-social del grupo económico dueño. Nada nuevo, pero me resisto a cansarme de decirlo.
(2) Si realmente tenemos conciencia de que el país es lo que une todas las generaciones precedentes y a todas las futuras a través de los que estamos vivos, hoy, acá, entonces estamos comprometidos con un análisis de la situación tal y cual es, repasando nuestra historia mas reciente y evitando caer en los mismos errores. Tenemos una historia marcada en la piel. Tenemos una experiencia política de la que hemos aprendido.
(3) Las encuestas de intención de voto para legisladores hoy dan ganador al gobierno. Se discute por cuanto
(4) Desde la lógica típica de los formal-republicanos, lo importante de la política es la forma. No les resulta tan importante la realización de tal o cual política, de tal o cual proyecto colectivo. Sino la forma. La política, sus planes y proyectos son secundarios para ellos. Si pudieran, someterían la realidad a sus ideas, pero es imposible. Entonces se enojan con quien les habla de la realidad. La realidad es que los proyectos colectivos se hacen desde la acción humana organizada, dentro del marco de la ley, siendo tales proyectos lo principal, y la ley los límites dentro de los cuales debe desenvolverse ese proceso para que sea legítimo.
(5) Sus gobiernos (Menem, De La Rua) pusieron a los argentinos en el peor lugar: miseria, desempleo, explotación, violencia. Hoy no pueden ganar una elección porque han perdido la relación con el pueblo y no hacen la correspondiente autocrítica profunda, necesaria para alumbrar nuevas ideas y promover nuevos dirigentes, que haga que el pueblo reconsidere elegirlos. Siguen en la misma: la mismísima gordita Carrió ofrece como solución a la crisis la receta de los 90.
(6) El método para desvirtuar la discusión del problema real es la descalificación constante e intensiva a la que nos someten a través de los medios de difusión, que no pierden la oportunidad de hacer su gracia.

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