Falleció el expresidente Raúl Alfonsín

Mas allá de que muchísimos radicales (auténticos neoliberales) deben estar contentos (ahora su campaña tiene unos votos mas), Alfonsín representa "la democracia", independientemente de lo que cada uno piense mas fino. Se lo recuerda como un presidente que gobernó con muchas dificultades y terminó a causa de un golpe de mercado. Su situación allá en los 80 es análoga a la que la presidenta tendrá que afrontar.

En Canal 7 mostraron la cadena nacional de abril del 85, donde Alfonsín llamaba a la plaza de mayo "por la democracia y contra la dictadura". Nuestro planteo hoy es "por la democracia contra el neoliberalismo", que es otra forma de dictadura y es el sistema impuesto x la dictadura.

Sin embargo, en los medios masivos de difusión monopólicos, el mensaje era "Alfonsín buscaba los concensos" (metamensaje: "a diferencia de este gobierno"). Se olvidaron de la hiperinflación, por supuesto, y de la condena a "sospechosos" que su discurso nos cargó a los peronistas (equiparando al pueblo en lucha con los asesinos de la guardia pretoriana). Los supuestos consensos conseguidos por Alfonsín (si es que la invitación a los peronistas a participar de esos consensos hayan tenido como encabezado "señores terroristas:") no tuvieron resultados. El consenso, por el consenso mismo, no tiene valor político. Lo tiene cuando es la base de un logro concreto. El único consenso que logró fue el de la democracia como forma de gobierno, que no es poco (aunque lo realmente relevante de un gobierno es qué se hace dentro de las reglas de la democracia). Las circunstancias no le daban para mucho mas tampoco. Traspasar el poder a otro presidente elegido también por el pueblo fue su mayor virtud. Ese sólo hecho es importante.

Ponerse en la posición de festejar o socarronear respecto de su muerte es estúpido. Resulta mas efectivo tomar el discurso de "nos quieren hacer lo mismo que a Alfonsín. Reivindiquemos su obra: la democracia". Es hacer propio lo que nos es propio al pueblo argentino: la democracia. Es usar la carta ajena en nuestro beneficio.

De todas maneras, un gobernante bienintencionado que resultó débil y recibió el golpe del mercado, nos provoca, al menos, una mirada mas contemplativa.

Si el pueblo lo quiere, a pesar de todo (si, de todo) por algo será…

Los de nuestro partido no contaron con el apoyo del pueblo en las urnas en el 83. La ética del peronismo es ganar las elecciones y realizar el proyecto nacional y popular. La conducción se mide por los resultados, y los de nuestro partido tuvieron una derrota electoral: fracasaron en alcanzar el primer escalón para cumplir nuestra ética. "No es que nosotros seamos buenos, es que los otros son peores" (JDP) Esa vuelta se aplicó a nosotros (pero del otro lado).

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